La tecnología de la
educación es la suma total de las actividades que hacen que la persona
modifique sus ambientes externos (materiales) o internos (de comportamiento).
Una aplicación sistemática de los recursos del conocimiento científico del
proceso que necesita cada individuo para adquirir y utilizar los conocimientos.
Cuando superficialmente
se habla de «nuevas tecnologías», estamos empleando incorrectamente un
adjetivo, ya que lo nuevo lo confundimos con lo último, «el último grito en
aplicación de técnicas». En tecnología de la educación, en primer lugar como
hemos dicho en varias ocasiones, no hay que confundir máquinas o artefactos con
aplicación de tecnologías, que tienen más que ver con la organización de medios
y recursos que con los mismos medios. El recurso no tiene por qué pasar
de moda, o ser utilizado mientras esta dure como es costumbre hacer. Un recurso
puede ser eterno si la mente que lo utiliza posee la creatividad planificadora
adecuada para hacerlo útil. El método socrático seguimos utilizándolo, con
distintos contenidos, igual que usamos la pizarra, o el libro. Una enciclopedia
en CD-ROM o en
Internet no pierde su carácter de enciclopedia; lo
que cambia es su forma de utilización, la facilidad y velocidad en el manejo,
la calidad, movilidad y sonorización de sus ilustraciones.
Utilización de multimedia
Hoy día no podemos
expresarnos en relación con las tecnologías audiovisuales, ligadas a los medios
de comunicación sin referirnos a los «medios cruzados» o «multimedia» que
consisten en el uso simultáneo o sucesivo de varios recursos audiovisuales.
Actualmente el término «multimedia» se intenta reducir a un conjunto de
aparatos informáticos que conforman entre ellos una unidad operativa. Se
restringe así el sentido, confundiendo la parte con el todo. No debemos olvidar
que el término multimedia, utilizado ya en tratados del año 1965 se refería a
cualquier utilización conjunta de medios audiovisuales. Todavía estamos lejos
de tener en las aulas todos los medios informatizados, y debemos recurrir
complementariamente, a lo analógico y a lo digital, al vídeo, a la sonorización, a la ínter-actuación en
Internet.
Una aplicación realista
del concepto de «multimedia» es la preparación de equipos formados por varios
tipos de materiales que desarrollan un tema concreto. El equipo contiene música, imágenes, films, objetos tridimensionales, grabaciones y laboratorios para
adiestramientos psicomotrices, o enseñanza de lenguas extranjeras. Los
diaporamas son multimedia ya que usan sonido e imagen, a
partir de programas informáticos, pero no debemos olvidar sistemas muy
creativos, de hace unos años, pero que no por las nuevas tecnologías deben
perder vigencia. La planificación y programación para esta clase de
presentaciones es por otra parte muy exigente por lo que tiene éxito solamente
en el caso de muy cuidada preparación.
Los últimos diez años han
sido extraordinariamente fecundos en avances tecnológicos aplicables a la
educación para poder ofrecer lo mejor y lo más importante en experiencias para
los alumnos y hacer esto extensivo a un número cada vez mayor. Está
absolutamente comprobado que el uso de los «multimedia» mejora el aprendizaje de
los alumnos y al mismo tiempo reduce el tiempo de instrucción y los costos de
la enseñanza.
Los alumnos necesitan
para su futuro profesional de la utilización de los medios tecnológicos, ya que
varían enormemente en su habilidad de percepción y aprendizaje; por lo tanto,
en los requerimientos didácticos individuales. Algunos aprenden fácil y
rápidamente a través de informaciones orales o impresas y con un mínimo de
experiencias más directas. La mayoría requiere experiencias más concretas que
incluyan los medios audiovisuales.
Hay muchos factores
culturales que afectan el aprendizaje; por tanto los alumnos necesitan de una
amplia gama de experiencias que incluya aspectos reales, representaciones
visuales y símbolos abstractos. Las nuevas necesidades y expectativas laborales
que el alumno tiene aconsejan una mayor participación del mismo en el
aprendizaje mediante los métodos activos de investigación y experimentación.
Los programas educativos
necesitan ser apreciados en términos de eficacia y flexibilidad de aplicación
en cuanto a tiempo, personal y recursos de que se disponga. La demanda de
empleo, exige una preparación que obliga al conocimiento de todo aquello que
tiene que ver con la sociedad de la información, las nuevas tecnologías, la
multiplicidad y variación profesional, la interacción de recursos, y en fin, de
todo aquello que facilita la inserción laboral y profesional.
Los profesores,
utilizando las nuevas tecnologías, pueden liberarse para realizar trabajos de
orientación. Los nuevos patrones didácticos en los que se tiene en cuenta las
nuevas tecnologías y los medios de comunicación para mejorar el aprendizaje
suponen nuevas funciones de los profesores. No es el profesor el que debe
proporcionar toda la información, ya que esta se puede presentarse más
eficazmente por los medios apropiados, ya sea para proporcionarla a grandes
grupos o para que cada alumno la amplíe por sí mismo en forma individual o para
ser usada en un pequeño grupo de discusión. Los profesores ya como individuos,
ya como equipos se encuentran liberados de trabajos rutinarios y pueden hacer
el trabajo verdaderamente profesional y creativo, la orientación de los alumnos
que hasta ahora se había descuidado. Este trabajo de orientación y guía supone:
amplia participación en la planificación y producción de materiales
audiovisuales para adecuarlos a las necesidades de los grupos o de los
individuos a que van destinados.
El uso de la tecnología
para mejorar la comunicación obliga a cambiar los métodos rutinarios por otros
más ágiles para alcanzar las metas educativas. La gran resistencia del personal
docente a estos cambios se debe a que, el romper con la rutina perturba una
situación habitual. También, inexactamente se cree que los nuevos medios
deshumanizan la enseñanza, desplazan a los profesores y que la educación en
consecuencia se hará autómata sin la calidad humana que le da la comunicación
entre profesor y alumno.
En la actualidad, con el
aumento de las disciplinas de estudio, del contenido de las mismas, la
especialización y el aumento de la demanda profesional, lo que realmente sucede
y de lo que generalmente se olvidan los educadores, es de que la verdadera
humanización y el sello personal sólo pueden conseguirse con el uso adecuado de
los recursos tecnológicos, que liberan al profesor del trabajo rutinario y de
la mera transmisión de información, para permitirle realizar el trabajo de
orientador y guía en la formación de sus alumnos.
Los nuevos patrones
didácticos descritos anteriormente requieren una planificación cuidadosa y
detallada que generalmente se descuida en los procedimientos tradicionales.
Ahora, debe atenderse no solamente a la asignatura, contenido y diferencias
individuales de los alumnos sino a otros muchos factores que influyen para el
éxito del proceso del aprendizaje. Reuniendo todos estos elementos, podemos
desarrollar una planificación o Diseño sistemático de la enseñanza. Uno de los
elementos indispensables del diseño, es la previsión, organización y producción
de recursos didácticos.
Los especialistas en el
uso de los medios deberían trabajar con los profesores para ayudarles a
desarrollar planes o diseños didácticos para sus clases diarias, para unidades
de trabajo o para un curso completo. El éxito de estos diseños didácticos exige
una planificación cuidadosa y un afrontar con realismo muchos problemas que
deben ser resueltos. Esto no se logra por casualidad e improvisación; sino que
supone un método riguroso que el profesor conoce aquello sobre lo que debe
actuar, toma las decisiones oportunas y realiza sistemáticamente la acción.
Los medios que deberán
usarse en «el diseño» son los que requieran los objetivos, el contenido y los
métodos. Los medios no son suplementarios a la enseñanza, ni su soporte: son el
estímulo mismo. A la luz de este concepto no puede aceptarse la concepción
obsoleta de los medios como auxiliares, ayudas. Debe pues determinarse cuáles
medios, cómo y cuándo van a proporcionar las experiencias más efectivas y
eficaces para los alumnos.
Así como diferentes
objetivos requieren diferentes clases de aprendizaje, así también los recursos
para ser adecuados necesitan corresponder a las tareas requeridas. Ciertos
medios pueden ser mejores que otros para ciertos propósitos (sonido o
impresión; película en movimiento, Internet). En otros casos, uso del equipo
disponible, conveniencia de los costos y otros muchos factores pueden ser los
determinantes de la elección.
Este enfoque de la
enseñanza y el aprendizaje que se desarrolla «específicamente», con relación a
los objetivos de comportamiento y para atender a las necesidades específicas de
los alumnos. En las
aulas, es ya posible elaborar todos los medios audiovisuales necesarios. Siempre queda una puerta abierta para la producción propia de material
complementario con propósitos y aplicación concretas.
Los medios son más que
meros auxiliares del profesor
Los audiovisuales, otros
medios relacionados con ellos, los medios de comunicación en general y los que
se basan en tecnología informática, son mucho más que simples auxiliares. Los
medios de esta clase constituyen frecuentemente la vanguardia del progreso
educativo y cuando se usan con propiedad afectan la estructura de planes y programas
y lo que es más, llegan a modificar la estructura íntima del proceso de
aprendizaje. Estos medios son esenciales para lograr una comunicación
efectiva en la enseñanza a grandes grupos y son el único medio de comunicación
didáctica en muchos programas para enseñanza individual o estudio
independiente.
La mayoría de los
profesores no entiende o no acepta el valor didáctico de los recursos
audiovisuales. Muchos creen que si no están frente a la clase, hablando,
exhibiendo o actuando; el aprendizaje no se realiza. Otros son refractarios al
uso de la imagen, ya que en una u otra forma la consideran una «degradación» de
la dignidad académica, dignidad que en su punto de vista sólo puede mantenerse
por la comunicación oral y la lectura. Esta actitud es comprensible ya
que «uno enseña como fue enseñado» y los profesores, salvo contadas
excepciones, han recibido una educación basada en el verbalismo durante toda su
vida y especialmente en su preparación profesional o universitaria.
El uso de auxiliares
visuales tuvo sus dificultades en el pasado. Tanto el material como el equipo
debían ser solicitados con mucha anticipación. Las máquinas eran difíciles de
transportar y de operar; era necesario oscurecer totalmente las aulas etc. Por
estas y semejantes razones no valía la pena usar frecuentemente películas o
diapositivas.
El contenido de los
materiales comerciales, frecuentemente dejaba mucho que desear con relación a
las necesidades concretas de los profesores en un determinado momento o
circunstancia. La típica película educativa estaba demasiado recargada de
conceptos. Los alumnos no podían retener tal cantidad de material ni en los
casos en que estaba relacionado con la situación inmediata. Posiblemente
sólo una pequeña parte de la película contenía el tópico que se estaba estudiando,
pero resultaba muy difícil preparar con anticipación la parte que debía ser
usada; y tampoco a esta parte se la presentaba como el profesor hubiera
deseado.
Finalmente, la publicidad
engañosa o demasiado entusiasta y prematura de los materiales audiovisuales
hecha por vendedores y algunos profesores, unida a la filosofía consumista de
nuestra sociedad, sin haber realizado una cuidadosa evaluación y
experimentación, ha producido efectos adversos para la aceptación y uso
posterior de estos recursos.
Para muchos profesores,
desafortunadamente, los materiales audiovisuales han sido auxiliares,
accesorios, para ser usados si sobra tiempo y siempre después de haber dado la
clase verbalista y haber estudiado los libros de texto.
En muchas ocasiones,
haciendo verdad el refrán español de que lo mejor es enemigo de lo bueno, por
utilizar lo mejor, olvidamos lo bueno, es decir, por querer el último grito
tecnológico no usamos didácticamente multitud de posibilidades que
creativamente usadas pueden ser fuente idónea de aprendizaje.
Aprender a aprender
Aprender a conocer, a
penetrar en el significado de las informaciones
Aprender a hacer, a
prepararse para el trabajo y los tiempos de ocio y de desocupación
Aprender a convivir con
los demás, lo que supone unas actitudes y unos comportamientos de respeto, de
diálogo, y escucha, de tolerancia y de comprensión práctica de las diferentes
culturas.
Aprender a ser, como
aprendizaje que orienta hacia la construcción de la identidad personal y que
incluye como un ingrediente básico hacia la búsqueda de los referentes de
sentido para vivir y convivir.
Aprender a leer
críticamente informaciones, iconos, imágenes fijas y móviles, imágenes
generadas por ordenador, realidad virtual, y todo aquello que, además de la
cultura de la letra impresa, provenga del mundo de las nuevas tecnologías.
Fuente: http://www.uhu.es/cine.educacion/didactica/0071tecnologiaaulas.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario