domingo, 30 de diciembre de 2012

Misteriosos círculos bajo el agua

Un experto en buceo y fotógrafo, se sumergió en las aguas de Amami Oshima, una isla semi-tropical en el archipiélago de Ryukyu (o Islas Nansei) en el sur de Japón. Cuando vio lo que contaremos frotó sus ojos: a 24 metros de profundidad había una figura geométrica extraña y hermosa, como esculpida sobre el lecho marino; más que una figura, una estructura, ya que cuando nadó hasta su contorno descubrió múltiples crestas simétricas sobre la arena. El círculo tenía unos 2 metros de diámetro y parecía obra de un artista submarino especializado en fractales. Llamó a su hallazgo “círculo misterioso”, a semejanza de los famosos crop circles que comenzaron a aparecer desde 1980 en cientos de campos del sur de Inglaterra, y más allá. El paralelismo de estas estructuras de arena con los crop circles era demasiado obvio. Por eso muchos medios relacionaron los dibujos detectados por Ookata con los círculos ingleses. Gracias a esa mezcla de desinformación y deseo de creer, el primer misterio parecía legitimar al segundo. Sin embargo, las diferencias eran muchas. Los artistas que se atribuyeron los crop circles —un movimiento de arte colectivo que comenzó con Doug Bower y Dave Chorley y continuó, más profesionalmente, con el team Circle Makers- creaban formaciones cambiantes, entre otras razones por los diversos estilos cultivados por los artistas. Los círculos descubiertos en las costas de Amami Oshima, en cambio, son perfectos y radiales. Ahora bien, los “dibujantes” de los campos de cultivo usan unas planchas de madera amarradas con cuerdas, unos ovillos de hilo para tomar las medidas y gorras con visor hechas con alambre…. ¿cómo reproducir el mismo efecto bajo el agua? Para comprender cómo fueron realizados los círculos submarinos había que buscar otra explicación ¿verdad? 

Pese a su vasta experiencia en inmersiones, no sólo no conocía antecedentes de aquellas formaciones sino que no se le ocurría ninguna hipótesis razonable. Ookata regresó acompañado por NHK, un equipo de la televisión pública japonesa. Tras analizar las imágenes, los especialistas descubrieron la identidad de los creadores de estas extraordinarias formaciones. 

Eran peces globo. Utilizando una de sus aletas a modo de herramienta, se mueven noche y día para tallar crestas, trazar surcos y acomodar pequeñas conchas para decorar su “círculo”. Al finalizar la obra, el pez globo macho, apoltronado en el centro, espera que pase una hembra interesada en su talento y dispuesta a reunirse con él al final del laberinto. Allí, el apasionado encuentro sexual corona los esfuerzos del macho.¿Qué otra función tiene el círculo, aparte de entregarse al placer de la gimnasia amatoria en un sitio protegido? La hembra depositará allí a su prole —caviar de pez globo— justo en el centro. Según los investigadores, el proceso respeta el mandato genético de garantizar la conservación de la especie. Los canales, las crestas y los patrones trazados por el pez globo son barreras naturales que neutralizan las corrientes marinas, impidiendo que éstas arrastren a los huevos mar adentro y acaben devorados por otros ejemplares de la fauna ictícola que rodea la isla. Siguen las sorpresas: cuanto más complejo es el diseño, mayores son las probabilidades de que la hembra resulte seducida y termine apareándose con el macho. Las conchas tampoco son decorativas: nutren a los recién salidos del cascarón no bien se produce la eclosión de los huevos.El extraño círculo es, por esas bendiciones de la evolución, el ritual de cortejo, la camita del pez globo —esto es, la plataforma donde intentará atraer a su pareja— y el sitio que sirve, a la vez, de cuna y sustento de sus criaturas.

Tomado del blog: misterios, mitos y leyendas urbanas.


 

viernes, 28 de diciembre de 2012

LA AVENTURA DE LEER

Mirar televisión no exige mayores esfuerzos, basta con elegir una buena butaca y apretar el control remoto. El resto queda a cargo de la pantalla, de lo que miremos en la pantalla. Ese gangster que aparece en mitad de la noche tendrá la crueldad que el actor que lo interpreta sepa darle. La música se encargará de marcar los momentos esenciales, ya sea para el romance o para el misterio; el chirrido de una puerta invariablemente señalará que es el momento de sentir miedo y los tiros, que vendrán de inmediato, se oirán como si realmente fuesen de verdad. Nada queda para nuestra imaginación, somos espectadores y como tal nos comportamos: la pantalla piensa por nosotros.
Leer, en cambio, exige otra conducta. No basta con mirar. En la página del libro aparecerá un conglomerado de palabras que sólo comenzarán a ser a partir de su lectura. Tuvimos que aprender a leer y eso, recordemos, fue maravilloso. Letra a letra formamos la palabra y un día descubrimos que podíamos descifrar voces como “madre” o “amigo” o “amor”. En ese momento dejamos de ser meros espectadores: leer es un acto de creación constante. Las palabras reunidas en un libro le ponen música al silencio, dibujan mujeres bellas y paisajes desolados, muestran galaxias desconocidas y batallas que se disputaron hace miles de años; o tal vez nunca, pero es como si se hubieran disputado porque comienzan a ser desde el mismo momento en que las leemos: nosotros las hacemos posibles, ciertas. No es fácil entrar en un libro, pero si ese libro vale la pena, una vez que entramos se nos hace difícil salir.
Puedo decir, con orgullo, que navegué las aguas de Malasia a bordo del Mariana, aquella nave con nombre de mujer que además era el nombre de una mujer bellísima; la nave la capitaneaba Sandokán, y esa mujer había sido su único gran amor. También anduve a lo largo de veinte mil leguas submarinas oculto en algún rincón del Nautilus y llegué, pese a la fragilidad del Hispaniola, hasta la perdida isla del tesoro.
Una mañana, de hace muchos años, conocí el mar. Recuerdo que fue una experiencia emocionante, pero también recuerdo que no fue una sorpresa. Los libros, las aventuras de los libros, ya me habían revelado el secreto de los océanos.
Dicen que leer es crecer, sin duda. Pero por sobre todas las cosas es un regocijo. Jamás se me ocurriría imponerle a alguien la lectura de un cuento o de una novela, y menos aún a un chico. Borges alguna vez dijo que leyó “La Divina Comedia” como un libro de aventuras. Tal vez ésa sea la clave: explicarle al joven lector que sólo basta con ir tras los pasos de Tom Sawyer y de Huckleberry Finn, o embarcarse junto al capitán Silver hacia la isla del tesoro o entrar con Alicia en el país de las maravillas, para ingresar a un mundo mágico y fascinante. Mark Twain, Stevenson y Lewis Carroll se encargarán del resto. Y también, claro, Salgari, Verne, Conan Doyle, Edgar Rice Burroughs, Tolkien. Por fortuna, la lista es vastísima. Cualquier tarde ese chico descubrirá que los libros ya son parte de su vida y con alegría comprenderá que no puede prescindir de ellos, aunque sólo sea por la inagotable aventura de leer. 
No puede prescindir de ellos, acabo de escribir y advierto que no es del todo cierto. El libro, tal como lo he descripto, se encuentra en franca vía de extinción. Internet y el llamado Libro Electrónico brindan nuevos e insospechados soportes, no sólo para contener al relato, también para generarlo. Diferentes tipos de escritura se han puesto en marcha; pienso en los Blogs y en los textos con imagen y sonido que se proponen por Internet. Otra vez nos enfrentamos a una pantalla; claro que a diferencia de la del televisor, ésta te obliga a pensar, porque si bien puede alimentarse con música y gráficos, esencialmente se apoya en la escritura, en las palabras que le dan verdadero sentido a un relato.
Aunque lamentablemente no estaré para confirmarlo, me atrevo a asegurar que a finales de este siglo XXI tanto los libros, como las bibliotecas que los contengan, serán objetos históricos que las nuevas generaciones observarán con la misma curiosidad con que los jóvenes de hoy observan los discos de pasta. La voz de Enrico Caruso, que habían logrado captar aquellos antiguos discos, ahora podemos escucharla en los más recientes DVDs: ha cambiado el continente, no el contenido. Con los E-Books pasa lo mismo: en sus pulcras y asépticas páginas, Raskolnikov continúa atormentado por aquella culpa existencial, Bartleby insiste en que preferiría no hacerlo y Gregor Samsa una vez más se despierta convertido en un monstruoso bicho. La escritura persiste, más allá del soporte que la contenga. La aventura de leer se mantiene inalterable.
 
Tomado de: http://slt.telam.com.ar/noticia/la-aventura-de-leer_n1240 / Vicente Bautista.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Negocios innovadores en el Perú

El crecimiento económico que experimenta el Perú desde el año 2001 ha permitido a los emprendedores con ideas innovadoras, plasmar estas, con éxito, en un mercado que en el pasado se caracterizó por tener productos y/o servicios buenos, bonitos y baratos, pero no necesariamente novedosos.
La innovación, según el diccionario de la Real Academia Española, es la creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado. Un aspecto esencial de la innovación es su aplicación exitosa de forma comercial. No solo hay que inventar algo, sino también, introducirlo y difundirlo en el mercado para que la gente pueda disfrutar de ello. En palabras del empresario español Eudald Domènech: “La innovación por la innovación no sirve para nada. Innovar es crear productos que hagan la vida más fácil”.
Baruva, por ejemplo, es una empresa peruana que ofrece un servicio bastante innovador: Prepara nuevas bebidas a base de pisco y frutas peruanas exóticas (tuna, lúcuma, sandía, etc.) en una barra móvil a cargo de bármanes capacitados, quienes atienden y preparan los cócteles al momento, brindando así una bebida totalmente fresca.
La barra móvil de Baruva es única en el mercado y ha sido debidamente diseñada, acondicionada y decorada por los emprendedores que dirigen esta innovadora empresa. Además, es fácil de transportar e instalar en cualquier evento social.
Otra empresa peruana que ofrece un servicio sumamente innovador es Clientes Anónimos, que se dedica a evaluar el servicio que brindan los diferentes negocios a sus clientes. Lo novedoso es que esta investigación la realizan bajo la modalidad del ‘cliente misterioso’ (investigadores encubiertos), que permite evaluar la atención que brindan los establecimientos sin que el personal se de cuenta.
Gracias a Clientes Anónimos, esta herramienta, utilizada por las grandes empresas del mundo, está al alcance de las empresas peruanas, brindándoles la oportunidad de conocer y optimizar el servicio que brindan a sus clientes, logrando así una mayor competitividad frente a otras empresas similares.
Devos INC. es también una empresa peruana que ha introducido al mercado nacional un servicio bastante innovador: Taximart, una página web que gestiona el servicio de taxi en el Perú. A través de ella se pueden solicitar unidades y obtener información precisa sobre los proveedores, sus costos y el tiempo que demoran en dar el servicio. De esta manera, Taximart facilita la comunicación entre clientes y empresas de taxi. Además, los primeros podrán estar seguros de que no serán víctimas de un asalto y las segundas podrán enterarse de que tan bien están trabajando sus empleados.
Farlop Sur SAC. es otra empresa peruana que ha innovado, al introducir un producto como D’ Frutta en Flor, que es el primer y único snack, 100% natural, de pera de agua deshidratada. En la actualidad, D’ Frutta en Flor se vende con éxito en el mini-market Los Tres Chanchitos, en la tienda Airshop (ubicada en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez), en los hoteles Meliá Lima y Roosevelt, en el supermercado Vivanda, entre otros más.
Futuras innovaciones
Otras empresas peruanas interesadas en la innovación son Diseño Uno, que lanzará al mercado prendas de vestir con diseños que fusionen la iconografía andina y la contemporánea; Runaq, que fabricará papel artesanal con fibras vegetales recicladas; Yogood, que producirá yogurt de maca, kiwicha y otros productos andinos; y Panoramas, que diseñará una página web que le permitirá a sus usuarios hacer recorridos virtuales por los diversos destinos que ofrece el Perú, iniciativa que promoverá el turismo y el crecimiento de varios negocios.
Financiamiento y asesoría
Casi todas estas empresas, si es que no todas, han sido financiadas por fondos concursables nacionales, como el de Innóvate Perú, o internacionales, como el del Banco Mundial. Para encontrar más información sobre este tipo de fondos uno puede ingresar a la Red de Información de Fondos y Organizaciones Cooperantes del Perú (Redinfoc) o a la Red Iberoamericana de Gestión de la Evaluación, Seguimiento e Introducción de resultados de la Ciencia, la Tecnología y de la Innovación Tecnológica para incrementar su impacto en el Desarrollo Económico Social (Resirdes).
Asimismo, estas empresas han sido asesoradas por los centros de innovación y desarrollo que existen en algunas universidades nacionales. Uno de estos es el Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CIDE-PUCP), que se dedica a promover la cultura emprendedora dentro y fuera de la comunidad universitaria.
“El centro cuenta con una incubadora de empresas, que tiene por objetivo acoger nuevos emprendimientos y potenciarlos para que ingresen de manera cimentada al mercado. Todos los emprendedores que se presentan son evaluados y, luego de ser aceptados, pasan a gozar de los beneficios que ofrece la incubadora, que son: Asistencia gerencial, facilidades para obtener financiamiento y para acceder al mercado, asesoría en aspectos críticos de tecnología o negocios, entre otros”, dice Jenny Bobadilla, coordinadora del área de Incubación de Empresas del CIDE-PUCP.
Dicho esto, sólo falta que los emprendedores allá afuera se arriesguen y sigan el ejemplo de los fundadores de Baruva, de Clientes Anónimos, de Devo INC. y de Farlop Sur SAC., que se atrevieron y la hicieron.
Tomado de: Negocios innovadores en el Perú/mass.pe


La Administración del Tiempo
Mucho se ha hablado de la importancia de saber administrar bien el tiempo. Ya sabes que el tiempo se va llenando de obligaciones y actividades y es mejor que seas tú quien decida qué cosas llenan tu tiempo, que es lo que de verdad vale la pena para ti. No sea que te vayas llenando de obligaciones y al final se pasen los días, los meses, los años y te des cuenta de que no has hecho nada que de verdad haya sido significativo para ti.

Sé que no es fácil y menos cuando se entra en la rutina de querer acaparar muchas cosas, estar en todo y para todos y siempre con una sensación interna de prisa. Pero si de verdad quieres algunos cambios, tienes que ponerte manos a la obra, empezando por tener en cuenta estos seis consejos:


  1. No lo puedes hacer todo a la vez. Si lo intentas, no solo no conseguirás hacerlo todo, sino que te estresarás y dejaras las cosas a medias o mal hechas. Por tanto, es hora de decidir qué vas a hacer. Proponte a partir de hoy mismo hacer menos cosas al día. Probablemente te parezca imposible con la cantidad de cosas que tienes que hacer, ¿verdad? Pero este es un paso imprescindible para aprender a valorar tu tiempo, a priorizar y, de paso, a estar más relajado. Si hoy, en lugar de hacer cuarenta cosas, decidieras hacer solo cinco (por decir un número), ¿qué cinco elegirías? No te queda otra que priorizar...

  2. Saca tiempo todos los días para hacer algo que, para ti, merezca la pena, ya sea relativo a tus amigos, familia, tiempo libre, desarrollo personal. Si no haces algo que merezca la pena todos los días, al final tu vida habrá pasado sin pena ni gloria, como quien dice.

  3. Cuidado con programar cada momento de tu vida, deja tiempo para la espontaneidad. ¿No te pasa que hay semanas que pasan volando y no sientes que hayas tenido tiempo para descansar aunque, de hecho, sí lo hayas tenido? Yo me he dado cuenta de que si todos los días los tengo llenos de actividades sin dejar ni un minuto libre, aunque sean cosas que me gusten, acabo agotado. Necesito tiempo libre de espontaneidad para decidir si me quedo en casa, si voy a dar una vuelta, si leo un libro o lo que sea. Aunque acabe haciendo lo que estaba planeado, pero sentir que tengo la libertad de elegir.

  4. Procura no querer hacer tu vida perfecta en un momento, es suficiente con empezar poco a poco, con hacer pequeños cambios. Si no, como con cualquier objetivo demasiado grande, te agobiarás y lo dejarás.

  5. Toma acción ahora. Para empezar esos cambios es importante hacerlo cuanto antes y centrándote en el ahora, en tu situación actual. No pienses en ayer ni en mañana, el único momento en el que de verdad puedes cambiar las cosas es ahora. Lo que elijas hacer ahora es lo que impactará tu futuro. Mejor empezar hoy mismo con una acción, por pequeña que sea, que dejarlo para mañana.

  6. Cuidado con la indecisión. La indecisión te paraliza, hay que aprender a establecer prioridades y a tomar decisiones. Sobre todo a la hora de empezar a hacer cambios. Si no hay decisión, no hay acción. Piensa qué quieres cambiar y por dónde puedes empezar y si estás bloqueado empieza por cualquier cosa, lo importante es empezar, siempre podrás modificar la estrategia luego, si es necesario. Recuerda, no se puede conducir un auto que está estacionado.
Quizá llevar esto a cabo te parezca casi imposible debido a tu estilo de vida actual, pero si no cambias las cosas, seguirán exactamente como están. Elige una de estas estrategias y pruébala, a ver qué tal. 
Timadi de: 6 cosas a considerar para administrar mejor tu tiempo. Artículo de Aida Baida Gil




jueves, 3 de mayo de 2012

La Administración,¿Disciplina Humana o Ciencia?

¿La Administración es una actividad humana, una disciplina o una ciencia? A continuación una posición crítica del Dr. Cuauhtémoc D. Molina García de la Universidad Veracruzana, Xalapa, México.
¿ES CIENCIA LA ADMINISTRACIÓN?
Existe, entre los administradores, un mito centrado en sostener a toda costa que la administración es una ciencia. La idea parece provenir de un enunciado según el cual, si no es ciencia, entonces no somos académicos ni tenemos valor profesional universitario. Parece más un asunto de "autoestima" que de fundamentación epistemológica. Nos viene, quizá, desde nuestra inclusión como profesión universitaria, pues recordemos que en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), se discutía si debía o no incorporarse la nueva carrera a su oferta académica, y entonces los tradicionalistas de esa universidad sostenían, hacia los años sesenta del siglo XX, que cómo era posible que la Magna Casa tuviera entre sus materias "administración de ventas" o "contabilidad", por ejemplo. No pensaban que asignaturas de tal estirpe tuvieran categoría universitaria. Parece que este síndrome permea el debate que se empeña en sostener que la administración es una ciencia. Quizá haya otros motivos, entre los cuales se encuentra la "insoportable levedad" con que los administradores -más dados a "la práctica" que a "la teoría"- asumimos el concepto y carácter de la ciencia y de la teoría, o tal vez no hayamos podido despojarnos de las influencias de nuestros fundadores (sobre todo el ingeniero F. W. Taylor) que sostuvo, contra viento y marea, haber creado la administración científica.
Por otro lado, a muchos, en nuestra profesión, les parece un debate ocioso escudriñar estos temas, pues aducen que es más urgente la aplicación que la teorización. Quizá tengan razón si pensamos en el administrador como un gerente en el ejercicio del arte y no como un académico pensando cómo y de qué manera la administración se nos presenta en calidad de objeto de estudio en el marco de "la realidad". Parece una paradoja sostener empeñosamente que la administración es una ciencia y no detenerse a reflexionar al respecto. Es en este sentido, precisamente, en el cual tratamos el asunto en este Blog, muy a pesar de que la epistemología -por elementalmente que la consideremos- parece más una palabra elegante y dominguera, que necesaria para afinar el pensamiento, sobre todo para efectos de la investigación.
¿Qué es la administración?
Incluso para los tratadistas más avezados, la administración se piensa -a la hora de las definiciones- como una actividad, y termínase diciendo que es el esfuerzo de obtener resultados por medio y a través de las personas. Ya luego, siguiendo las pistas heredadas por Henri Fayol, se le enriquece diciendo que tal esfuerzo discurre entre las etapas de un "proceso", el cual denominan justamente proceso administrativo. Asi dicho, el tema parece concluido. La idea es, además de fácil, sobre todo práctica. ¿Para qué pensarle más?
Sin embargo, el asunto es más delicado, al menos si queremos pensarlo como académicos y en el marco de las argumentaciones y las fundamentaciones. En esencia: quienes proponen la idea de que la administración es una actividad procesal, como se ha identificado poco antes, se quedan cortos e incompletos, pues pensando que "han definido", lo que en realidad han hecho es una simple y burda descripción. Solo eso, una sencilla representación del "consistir" que deja de lado el fondo y la esencia de lo que se pretende definir. Es decir, si uno dice que la arquitectura es hacer edificaciones por medio del diseño y a través del trabajo de otros, pues lo que hemos hecho es solo describir, y muy pobremente, lo que suponemos que la arquitectura es.
¿Es la administración una ciencia?
Esta pregunta ha sido respondida de muchas maneras, pero casi siempre lo que queda de fondo son ideas particulares de lo que cada quien entiende por ciencia. También deberíamos hacernos otras preguntas. Por ejemplo, asumiendo que la administración sea una ciencia, lo que sigue es preguntarnos qué tipo de ciencia es. O quizá, antes de concluir que lo es, una buena idea sería postular que la administración es tan solo una teoría, y nada más, o bien una actividad que tiene muchas teorías. También quedaría un vacío cuando nos preguntamos qué tipo de teoría es eso que explica el fenómeno administrativo. Más aún, ¿será que la administración es apenas una disciplina y no una ciencia?, ¿no es hemos preguntado si lo que realmente tenemos en las manos es un "fenómeno administrativo" o más bien un "fenómeno organizacional"?
Asumiendo que la administración fuese una ciencia, ¿cuál es, o cuál sería su objeto material y cual su objeto formal? Es decir, ¿cuál es el objeto de estudio de la administración?, ¿tiene o no tiene objeto? El objeto material de la administración, para que le sea propio y exclusivo, no debería ser objeto de otra ciencia o campo del saber ya constituido, pues de lo contrario no existiría la parcela epistemológica propiamente dicha. Pero, aún si el objeto material fuese compartido con otros campos del saber científico (dado el carácter de la ínter y la multidisciplina), entonces deberíamos tener una clara distinción del predio administrativo con el deslinde que nos pudiera dar el objeto formal de estudio, y así ya podríamos establecer la soberanía de la administración (como ciencia) entre sus pares.
Dicho de otra manera: la conducta (la humana en particular) es objeto material de estudio de, por ejemplo, la ética, el derecho y la psicología. Es un objeto compartido. Sin embargo, si solo por el objeto material fuese, pues no existiría ni la ética, ni el derecho ni la psicología, pues al parecer una y otra serían lo mismo, y solo tendríamos tres nombres para referir la misma ciencia y el mismo campo, predio o parcela epistemológica. ¿Qué las hace diferentes y soberanas en sus propios dominios o campos epistémicos? Lo que hace disímiles a la ética, el derecho y la psicología es su objeto formal, esto es, el punto de vista o la perspectiva desde el cual es abordado el mismo objeto material: la conducta humana. Así las cosas, ya podemos decir que hay tres ciencias autónomas, independientes y emancipadas. Yo lo que me pregunto es, en torno de esta metodología de análisis, ¿cual es el objeto de estudio -material y formal- de la administración?
Otro problema no resuelto, por no abordado entre los "teóricos de la administración", lo represento con las siguientes preguntas:
1. ¿Es lo mismo decir "la administración es una ciencia que afirmar que existe una ciencia de la administración?
2. ¿Es lo mismo lo anterior que sostener que la administración es científica?
No es un juego semántico, que si lo fuera, ya sería por si mismo profundo. Es más que eso: es un problema real de definición. La verdad es que aquí radica, entre otros muchos puntos, la levedad epistemológica de los teóricos de la administración. ¿De qué estamos hablando?
Si hablamos de que la administración ES una ciencia, pues entonces debemos resolver las preguntas relacionadas con su objeto material y formal. Ya aquí hay sobrada confusión entre los escritores, desde el propio Taylor hasta los mexicanos como Agustín Reyes Ponce, Francisco Laris Casillas, José Antonio Fernández Arena, Issac Guzmán Valdivia, Miguel Duhalt Krauss, Guillermo Gómez Ceja, Fernando Arias Galicia, Sergio Hernández y Lourdes Münch, por citar "los clásicos" en nuestras tradiciones áulicas universitarias. Ninguno de ellos define, solo describe la administración como un quehacer ciertamente pragmático tomando como base "la escuela" del proceso administrativo derivada de las ideas fayolianas, acertadas por cierto, en tanto la administración sea considerada como lo que es: una actividad organizacional.
Más afortunados parecen haber sido Peter F. Drucker y Lawrence Appeley, incluso Ernest Dale y el propio Chestar I. Barnard, quienes siendo lo que fueron, gerentes del altos vuelos, ubicaron la administración en su justa dimensión, noble y galana: la de ser una actividad, cada vez más profesionalizada, indispensable y útil en el seno de las organizaciones.
Pero si, por el contrario, lo que tenemos en las manos es el de una ciencia DE LA administración, entonces el problema es otro. Aquí la administración se torna objeto de una ciencia ajena, externa, no definida pero que imaginamos surgida de las nuevas fusiones, contactos e integraciones de saberes previos tradicionales y perfectaente establecidos y reconocidos como autónomos. La mecatrónica, así definida por el japonés Tetsuro Mori, trabajador de la empresa nipona Yaskawa, es un buen ejemplo de estas integraciones que han dado lugar a nuevos dominios parcelarios del saber. La mecatrónica es la integración de la mecánica y la electrónica y actualmente se ha consolidado como una especialidad de la ingeniería que ha ido incorporando otros elementos tales como los sistemas de computación, los desarrollos de la microelectrónica, la inteligencia artificial y la teoría del control, la informática, etc. El fin de la mecatrónica es optimizar todos los recursos y elementos incorporados en los procesos industriales para lograr sinergias que, a su vez, "maximicen la optimización", válgase la expresión.
 ¿Qué es la mecatrónica?, ¿es una ciencia nueva? Yo no lo se, pero tenemos que acudir a nuevos paradigmas del pensamiento científico para hallar nuevas posibilidades de ubicar "lo científico", lo tecnológico y lo tecnocientífico en estas nuevas zonas o terrenos del saber que se nos presentan hoy en día.
¿Este es el caso de la administración? Tampoco tengo una respuesta pronta, pero si me queda claro que, le busquemos por donde le busquemos, lo que en realidad vemos en los hechos es que la administración es una actividad que alguien hace en el seno de las organizaciones, y nunca, jamás, fuera de ellas. ¿En qué consiste esta ciencia DE LA administración? Arrogando que esta ciencia exista, ¿cómo se llamaría esta ciencia?, ¿administrología o simplemente así, "ciencia de la administración"? En este último caso, tendríamos una ciencia sin nombre y me pregunto si también sería una ciencia sin objeto.
Una ciencia "de la administración" sería, en todo caso, una suerte de ciencia reguladora, como sostiene García Palacios (2001), quien la define como una actividad científica concretamente orientada a suministrar conocimiento para asesorar la formulación de políticas para "regular" tecnologías, procedimientos, etc. Todo ello intrínsecamente vinculado al quehacer empresarial. Si esta ciencia es posible, epistemológicamente hablando, pues este sería, sin más, el carácter de la dicha "ciencia (reguladora) de la administración". Pero me quedan muchas preguntas oscilando por ahí. Tratando de establecer un símil entre la mecatrónica y la administración, lo primero que me pregunto es cuáles serían los componentes de esta ciencia "reguladora" de la administración. La respuesta parece evidente, al menos en primera instancia: la psicología, la economía, la estadística, la sociología y la antropología, el derecho y no se si la informática, serían los componentes científicos. Además de las ciencias citadas, la ciencia reguladora de la administración sería el continente de técnicas como la contabilidad, las finanzas, la computación, la producción o las ingenierías.
Si la informática o la computación son ciencias o no, pues eso que lo discutan los informáticos, pero de antemano ellos tienen ante sí los mismos problemas epistemológicos que estoy planteando aqui. La segunda pregunta es, ¿qué relaciones internas tendría esta ligazón emergente que relacionaría la psicología con la economía, el derecho y la antropología, por ejemplo, con el acto mismo de tomar decisiones y conducir el acto administrativo por el tubo que supone el proceso administrativo? Es decir, cual sería la configuración epistémica y lógica de esta ciencia reguladora de la administración (si es que existe) que la haría no ser confundida con sus propios componentes? Porque si los nuevos conocimientos aportados por las ciencias constituyentes de la ciencia reguladora forman, de sí propios, una masa emergente de saberes, pues si tendríamos una ciencia reguladora emergente, que sería la "ciencia de la administración", aún sin nombre; pero si no, entonces solo tendríamos las mismas ciencias aplicadas al quehacer administrativo. Lo que siempre ha sido. A todos nos queda claro que a los administradores (no a la administración) les queda muy bien apoyarse en la estadística, la matemática, la economía, la sociología y la antropología para actuar mejor en sus organizaciones.Y este último caso, justamente, nos lleva a la tercera problematización arriba señalada:
¿Es la administración científica?
Pues esto no tiene más discusión: si, en efecto, la administración es una actividad científica (puede serlo), pero solo si los administradores quieren que lo sea. Si en su quehacer los administradores usan las ciencias de la administración, pues entonces la administración será científica. Si deciden no hacerlo, pues no.Además, los administradores pueden (y en muchos casos deberían) hacer uso del método científico para tomar sus decisiones, y esto solo si tienen el tiempo suficiente para completarlo, pues la mayoría de los momentos directivos de la realidad empresarial cancelan la aplicación del método en su plenitud. Además, a los administradores no les interesa explicar la realidad, elaborar teorías y deducir principios, o sea, hacer ciencia (¿o si?), sino más bien enfrentar las situaciones de toma de decisiones que se les presentan cotidianamente. Los administradores, lo sabemos todos, toman decisiones, coordinan recursos y obtienen resultados con eficacia y eficiencia. Para eso están, para eso les pagan; el trabajo teórico corresponde, hasta donde se sabe, a los cientificos. ¿Son los administradores hombres o mujeres de ciencia?
¿Existen teorías administrativas?
Tampoco, no al menos en sentido formal.
¿Abraham Maslow?, ¿Douglas McGregor?, ¿Rensis Likert?, ¿T. Herzberg y cuántos más? Ninguno es ni ha sido administrador. Ni el propio Taylor, ni Fayol, ni los esposos Gilbreth, ni Mary Parker Follet, nadie ha pensado la administración desde la administración como parcela del saber. Taylor y Fayol, el propio Chester Barnard, fueron ingenieros que administraron organizaciones que bien condujeron al éxito. Es como si un médico llevara a una Clínica al éxito empresarial. ¿Es administrador? Si, pero es médico.
Todos ellos han postulados teorías que son de origen psicológicas, sociológicas o lo que sean, menos administrativas, epistemológicamente hablando.
Les decimos "administrativas" solo por vecindad, porque las hemos leído y enseñado tanto -como licenciados o maestros en administración- que ya las sentimos nuestras, pero no son "nuestras", son solo explicaciones científicas ajenas, extrañas, verdaderas importaciones, ni siquiera pagadas, sino solo prestadas de parcelas del saber que concurren en el campo del quehacer administrativo dentro de las organizaciones: "Conseguir resultados por medio y a través de las personas".
A MANERA DE CONCLUSIONES
Tengo en mente una propuesta agresiva que a muchos no gustará, pero es irremediable desde mi punto de vista: la administración es un campo epistemológicamente vacío. No existe. La administración como tal es solo una actividad, pero supone saberes que los administradores deben poseer para hacer esta actividad más eficiente. En este sentido NO es una ciencia. Me quedan dudas si existe la ciencia de la administración en calidad de ciencia reguladora, al decir de García Palacios. No sé cómo pueda darse esta ciencia reguladora.Lo que si acepto es que la administración -como actividad directiva- sea científica, pero solo si los administradores se apoyan en los saberes científicos y técnicos. Es la administración, más bien, y sin lugar a dudas, una actividad profesional con apoyos tecnocientíficos. Es un error de forma y fondo postular que las universidades enseñen administración, cuando lo que realmente ofrecen a sus estudiantes son aprendizajes en ciencias y técnicas de la administración, que es cosa diferente. Sus egresados concluyen sus estudios sabiendo pero no administrando. Administrar es algo que se aprende en la brega, con las riendas del mando en las manos. Nadar se aprende nadando. Pero las licenciaturas y los posgrados universitarios enseñan técnicas y ciencias de la administración, y proporcionan entrenamiento directivo (liderazgo, conflictos, toma de decisiones, negociación, motivación), que es lo más que pueden en efecto hacer. Sin embargo, esto no desluce el carácter profesional que los administradores pueden llegar a enarbolar en el ejercicio de su profesión. Las organizaciones -como objeto de acción de los administradores- son cada vez entes más complejos que conviven en entornos más competidos y competitivos. Necesitan generales que las conduzcan con estrategia al éxito, que no es otro que el logro de sus metas.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Docentes Peruanos exigidos de trabajar con TIC'S

Las nuevas tecnologías (TIC) exigen que los docentes desempeñen nuevas funciones y también, requieren nuevas pedagogías y nuevos planteamientos en la formación docente.13 Lograr la integración de las TIC en el aula dependerá de la capacidad de los maestros para estructurar el ambiente de aprendizaje de forma no tradicional, fusionar las TIC con nuevas pedagogías y fomentar clases dinámicas en el plano social, estimulando la interacción cooperativa, el  aprendizaje colaborativo y el trabajo en grupo. Esto exige adquirir un conjunto diferente de competencias para manejar la clase. En el futuro, las competencias fundamentales comprenderán la capacidad tanto para desarrollar métodos innovadores de utilización de TIC en el mejoramiento del entorno de aprendizaje, como para estimular la adquisición de nociones básicas en TIC, profundizar el conocimiento y generarlo.
Las repercusiones para el cambio en el desarrollo profesional del docente y en los demás componentes difieren cuando un país pasa de una educación tradicional a la adquisición de nociones básicas en TIC, a la profundización de los conocimientos y a la generación de éstos. De los tres enfoques, el relativo a la adquisición de nociones básicas de TIC es el que entraña mayores cambios en las políticas educativas de base. El objetivo global de este enfoque es preparar estudiantes, ciudadanos y trabajadores capaces de comprender las nuevas tecnologías tanto para apoyar el desarrollo social, como para mejorar la productividad económica. Entre los objetivos de las políticas educativas conexas figuran poner a disposición de todos recursos educativos de calidad de manera equitativa y con cobertura universal, incrementar la escolarización y mejorar las competencias básicas en lectura, escritura y aritmética, tal como preconizan los ODM, la EPT y el DNUA. Esto supone una definición más amplia de la alfabetización tal como la contempla el DNUA, es decir, una “alfabetización tecnológica (TIC)” que comprende la adquisición de conocimientos básicos sobre los medios tecnológicos de comunicación más recientes e innovadores. Los programas de formación profesional coordenados con esas políticas tienen por objeto fomentar la adquisición de competencias básicas en TIC por parte de los docentes, a fin de integrar la utilización de las herramientas básicas de estas en los estándares del plan de estudios (currículo), en la pedagogía y en las estructuras del aula de clases. Los docentes sabrán cómo, dónde y cuándo utilizar, o no, esas TIC para realizar actividades y presentaciones en clase, para llevar a cabo tareas de gestión y para adquirir conocimientos complementarios tanto de las asignaturas como de la pedagogía, que contribuyan a su propia formación profesional.
Estos conceptos y más contiene el documento de la UNESCO llamado "Estándares de Competencia en TIC para Docentes"  de apenas 28 páginas pero importantísimo en su contenido y en la forma en que plantea en que somos los docentes los llamados a efectuar el cambio. La brecha tecnológica ya no existe, lo que frena este cambio es el miedo a aprender. 
Los invito a ver un extracto de esta interesante exposición de la Dra. Rosa Martínez Romero quien tiene una posición bastante crítica al respecto.

Competencias Docentes (parte 01) 

 

Competencias Docentes (parte 02)

 


sábado, 28 de abril de 2012


Bienvenidos a mi Blog Personal, en este espacio compartiremos parte de las experiencias que he vivido através de los más de veinte años en la docencia básica y superior.
El video muestra la particpación de mis alumnos, durante las clases en el I.S.T.P. "SISE" en la carrera de Gestión y Negocios en el curso de Administración Logística.