El sistema educativo finladés ¿es el mejor del mundo?
Este artículo quiere mostrar las diferencias de los sistemas educativos finlandés, europeo y latino, para ello hemos tomado como base una publicación de
Hace unos meses tuve la oportunidad de
trabajar con una chica finlandesa. Era una recién licenciada en
Administración y Dirección de Empresas que aspiraba a estudiar un máster
en Harvard pero que, a pesar de tener un buen currículum académico que
se lo permitía, no pudo cumplir su ilusión por motivos económicos. Era
una chica con un extraordinario nivel de inglés, casi nativo diría yo,
unas calificaciones universitarias excelentes, había vivido en el
extranjero durante varios años (a pesar de tener solo 22 años), había
viajado mucho, tenía un background académico muy potente y además
hablaba sueco y tenía buen nivel de chino.
Me contaba como su familia le daba una extrema importancia a la educación,
la cual había permitido a su padre ocupar un puesto de alta dirección
en la empresa Nokia Siemens Networks en la oficina de Hangzhou, en
China. Pero lo más sorprendente de todo es que esa chica, a pesar de las
habilidades y destrezas mencionadas más arriba, parecía alguien más
bien común, alguien “promedio” de la sociedad finlandesa. El ver ese “alguien promedio” con un
perfil educativo tan alto me hizo despertar la curiosidad. ¿Cómo es
estudiar en el mejor sistema educativo del mundo?
Educación como clave de competitividad en Finlandia
Finlandia es según el último Índice de Competitividad Global (ICG) del Global Economic Forum
el tercer país más competitivo del mundo, subiendo un puesto en
relación al año anterior. Las razones de esta excelente clasificación
son varias: el buen funcionamiento de sus instituciones públicas, su
transparencia, su capacidad de innovación, su buen sistema de salud y,
en especial, su extraordinario sistema educativo. Finlandia ocupa el primer puesto en
educación primaria, así como en educación superior y formación en el
ICG, resultado de un fuerte énfasis en la educación en las últimas
décadas. Esto ha proporcionado a la fuerza laboral con las habilidades
necesarias para adaptarse rápidamente a un entorno cambiante y ha
sentado las bases para sus altos niveles de adopción tecnológica y de
innovación. Finlandia es hoy uno de los países más innovadores de
Europa, ocupando el segundo puesto en la tabla, sólo por detrás de
Suiza. Desde que la OCDE comenzara en el año 2000 a elaborar su informe PISA, Finlandia ha acaparado los primeros puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo.
¿Por qué Finlandia tiene la mejor educación del mundo?
Para poder desarrollar adecuadamente las
razones por las cuales Finlandia tiene el mejor modelo educativo del
planeta nos centraremos en cinco aspectos clave: la figura del profesor,
el método educativo, los centros educativos, la cultura educativa y la
política en materia de educación.
1. La figura del profesor/a
Sin duda el aspecto más relevante del éxito educativo en Finlandia es la gran valoración que recibe la figura del profesor. Aun cuando su sueldo medio (tras 15 años de profesión), es de 37,455 dólares anuales (datos de 2010), no sea muy elevado (de hecho menor que otros países europeos, incluso menor que en España donde
el sueldo en 201o tras 15 años de experiencia laboral era de, 42,846
dólares, sin incluir los recortes sufridos desde 2010), el prestigio que
posee en la sociedad finlandesa hace que dicha profesión sea una de las
más solicitadas por los estudiantes. Tal es la demanda de esta
profesión que son admitidos en las facultades menos del 10% de los aspirantes, lo que implica que para el acceso se requiera una nota elevada y una prueba de selección. Para ser maestro se necesita una calificación de más de un 9 sobre 10 en sus promedios de bachillerato y de reválida y se requiere además una gran dosis de sensibilidad social
(se valora su participación en actividades sociales, voluntariado…).
Cada universidad escoge después a sus aspirantes a profesores con una
entrevista para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un
resumen de la lectura de un libro, una explicación de un tema ante una
clase, una demostración de aptitudes artísticas, una prueba de
matemáticas y otra de aptitudes tecnológicas.
La carrera de magisterio tiene una duración de cinco años (en España son tres), pues se le exige a todo maestro que además de los tres años de licenciatura se cursen obligatoriamente dos años de un máster
de especialización. La formación es muy exigente ya que el objetivo de
la misma es preparar a los universitarios para que se conviertan, más
que en profesores, en expertos en educación. Al final de la carrera los alumnos más brillantes suelen dedicarse a la enseñanza infantil, a la que se considera la etapa decisiva para que el resto del proceso educativo sea bueno.Los profesores no solo enseñan materias
en los colegios. En muchos pueblos finlandeses a menudo la gente visita a
sus profesores para pedirles consejo sobre todo tipo de asuntos. La
comunidad confía en los profesores porque saben que han sido muy bien
preparados ya que los alumnos con mejores resultados son los únicos que pueden acceder a la docencia.
2. El método educativo
El método educativo finlandés destaca por varios elementos novedosos. El primero de ellos consiste en que la escolarización se produce a los siete años,
más tarde que en muchos países europeos. Esta decisión se atribuye a
que no es hasta los siete años de edad cuando los niños llegan a una
madurez intelectual suficiente que les permita asimilar y comprender la
información que van recibiendo.
Durante los primeros seis años de la primaria los niños tienen en todas o en la mayoría de las asignaturas el mismo maestro,
que vela por que ningún alumno quede excluido. Es una manera de
fortalecer su estabilidad emocional y su seguridad. Hasta quinto no hay
calificaciones numéricas. No se busca fomentar la competencia entre
alumnos ni las comparaciones.
Que ningún chico se quede atrás
Otra gran característica del sistema finlandés es la atención personal dedicada a cada niño, y especialmente a los que van atrasados. De hecho, uno de los mayores aciertos de los colegios finlandeses es que prestan mucha atención a la evolución del alumno desde el comienzo, intentando atajar los problemas de orden académico en los primeros años de escolarización, cuando es más fácil solucionar las dificultades. Aun cuando sigan las clases junto con los demás, los chicos que van más atrasados tienen un tutor personal y clases de apoyo según los diferentes niveles de necesidad.
Los niños tienen menos horas lectivas que en otros países. A parte de eso se considera que los niños finlandeses, a diferencia de lo que sucede con los niños orientales,
deben jugar el máximo tiempo posible para que gocen de su infancia. Los
alumnos solo acuden a clase durante 4 o 5 horas al día durante sus dos
primeros años de clase. En total, suman 608 horas lectivas en primaria,
frente a las 875 horas de España, con deberes en casa que no son
excesivos. En casa es donde empiezan a aprender la lengua y a
socializarse. En el colegio la socialización sigue siendo muy
importante. La relación con el profesor es fundamental y resulta muy
cercana porque no hay más de 20 alumnos por clase. El número de
matriculados en un colegio también es muy reducido.
La metodología ha abandonado las
memorizaciones típicas del sistema educativo de la Ilustración y hace
énfasis en el desarrollo de la curiosidad, la creatividad y
la experimentación. No es una cuestión de transmitir información, sino
que es más importante aprender a pensar.
La tipología de clases, lejos de convertirse en una clase magistral fundamentalmente unidireccional, se convierte en un debate abierto donde los profesores fomentan mucho la participación. Los profesores finlandeses trabajan mucho en grupo con sus alumnos, buscando retroalimentación de los mismos y realizando clases participativas, donde el ambiente es relajado y tolerante.
Además, el profesor está forzado a ir renovando sus clases y métodos de enseñanza para atraer la atención de los alumnos, actualizando y vinculando aquéllo que enseña en el aula con sucesos reales y formas que motiven a los estudiantes.
Por ello en las clases se proyectan vídeos de YouTube, se preparan
temas investigando en Wikipedia o Facebook, utilizan cómics y escuchan
música. No existe una vida dentro del aula diferente a la vida detrás de
sus puertas, y la tecnología, igual que ocurre en sus casas, se utiliza
a menudo en clase.
El profesor, además, recibe evaluaciones y feedback por parte de otros profesores más experimentados en el modo en que imparten sus clases para que éstos puedan mejorar su método educativo.
3. Los centros educativos
Cada colegio tiene autonomía para organizar su programa de estudios. La autonomía de los colegios se enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe como algo gratuitoe igual para todos.
Los niños tienen acceso a centros de enseñanza similares y no pagan por
el material. Los colegios proporcionan libros, ordenadores e incluso la
comida. La planificación educativa es consensuada entre los profesores y
los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las propuestas de
los docentes, informan de sus intereses y participan en la organización
del curso. Un hecho que puede atribuirse a un sistema basado en la transparencia, el cual rige también las instituciones públicas del país.
Otro elemento significativo con el que cuenta el sistema finlandés es, según José Antonio Marina, el trabajo integrado de todos los estratos del sistema educativo.
Mientras que en España los niveles de enseñanza están completamente
separados (“primaria y secundaria no trabajan juntos y secundaria y la
universidad no lo hacen en absoluto”) allí están acostumbrados a
organizar el sistema educativo como un todo, “por lo que la colaboración
para mejorar los planes de estudio es muy grande”.
4. La cultura educativa
“El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales (bibliotecas, ludotecas, cines…)“, explica Javier Melgarejo.
Los tres engranajes están ligados y funcionan de forma coordinada. “Los
padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de la
educación de sus hijos, por delante de la escuela” y complementan el
esfuerzo que se hace en el colegio. “En Finlandia el 80% de las familias
van a la biblioteca el fin de semana”, añade Melgarejo, para quien este estímulo de la lectura en casa resulta fundamental.
Existe una herencia cultural luterana basada en la responsabilidad que fomenta la disciplina y el esfuerzo, a la que también acompaña una climatología que
empuja a encerrarse en casa, pero estos factores también están
presentes en otros países vecinos, como Suecia o Dinamarca, que
disfrutan de mayor nivel económico y sin embargo figuran varios puestos
por debajo en PISA. “No son las variables socioeconómicas las determinantes“, subraya Melgarejo.
5. Las políticas en materia de educación
Las ventajas que proporciona el modelo finlandés a sus estudiantes provienen de su gasto público, que representó en 2009 el 6,8% del PIB
(el 5% en España). Así, la enseñanza obligatoria es gratuita en todos
sus conceptos, desde el material hasta los gastos de comedor, e incluso
el colegio ha de garantizar el transporte en el caso de que los niños
deban desplazarse al centro desde una distancia superior a los 5 km.
También los estudios universitarios son gratuitos, incluidos aquellos
destinados a los adultos que, contando con un trabajo, quieren
reciclarse o simplemente mejorar su formación. Todo ello para que aprender en Finlandia no sea un problema de dinero.
En Finlandia la educación es uno de los temas sobre el que existe consenso político respecto a su importancia, lo que supone una estabilidad en el sistema educativo que
permite que éste se desarrolle completamente, pueda evolucionar y
madurar dentro de los mismos parámetros. Por contraposición, España ha
sufrido 6 o 7 cambios relevantes en su sistema educativo, desde la LEG
hasta la LOE, pasando por la LOGSE.
Harri Skog, secretario
de Estado de Educación de Finlandia desde 2006, resumía en una frase la
importancia de este proceso: “La educación es la llave para el
desarrollo de un país”. Por eso el país nórdico dedica del 11 al 12% de
los presupuestos del estado y los ayuntamientos a financiar este modelo
de educación. Pero este gasto se hace de un modo eficiente. Tal y como indica Javier Megias “el gasto medio por alumno entre España y Finlandia es similar y no se encuentra en niveles exorbitados, apareciendo diferencias relevantes sólo cuando se alcanza la Educación superior.”
El sistema social finlandés contribuye además con numerosas ayudas oficiales a las familias
para que puedan conciliar su trabajo y la atención a sus hijos y, con
ello, continuar con su dedicación y empeño educativo también en el
hogar.
Conclusión
El modelo educativo finlandés está
pensado principalmente para que “nadie se quede atrás” confiriendo un
sistema educativo que presta atención a cada pequeño detalle para
favorecer que el finlandés medio tenga un nivel educativo alto o muy
alto. Aunque el sistema tiene un nuevo reto a superar,
identificado ya por parte de las autoridades educativas del país: la
necesidad de centrarse más en los alumnos con mayor potencial para
incrementar aún más sus resultados y habilidades, consiguiendo así
estudiantes sobresalientes que destaquen por su excelencia y sobresalgan
entre las élites profesionales y académicas mundiales.
Esta es una exposición de una experta finlandesa en educación brindada en Chile.
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